El cine español entra en crisis
en el siglo XXI . Quedaba lejos “El milagro de P-Tinto” de los hermanos Fesser
o “La Comunidad” de Alex de La Iglesia. El grupo Prisa con su control de
prensa, medios audiovisuales, aparato editorial y su mecenazgo cinematográfico,
al igual que Antena 3, se disputaban el patrocinio en el cine, especialmente se
disputaban el mercado de la risa fácil.
Por otro lado el efecto Almodóvar se
iba desinflando hasta llegar a la decadencia. La decrepitud del cine español,
una especie de epitafio, nos lleva a las películas supertaquilleras de los “los
apellidos vascos” y ya el colmo del hartazgo con “los apellidos catalanes”.
La
crisis capitalista en España se agudiza a partir del 2009. La descomposición
del modelo económico basado en la especulación urbanística se precipita y
deriva en la explosión de la burbuja inmobiliaria. Eldorado y la tierra
prometida que se correspondía con aquello que decía Esperanza Aguirre de que
España, el solar patrio, disponía de suelo y de sol: un binomio del que carecía
Europa: la panacea del sueño dorado. Todo ello se desintegró en mil pedazos.
Entonces aparece una historieta experimental de carácter reivindicativo, de
denuncia del aznarismo que arrasó on line a través de youtube: “Españistán”,
elaborado por un joven, Aleix Saló, que se había formado como arquitecto y
buscó un yacimiento que sería un filón de oro: la historieta digital.
En
ese contexto surgen iniciativas cinematográficas curiosas. El malestar social
aumentaba imparablemente. Un cine emergente, a veces financiado a través de
crowdfunding, comenzaba a tener éxito. Muchas veces recurría a las heridas
abiertas como el desempleo a través de la parodia, recordemos la película
británica “The full monty” de finales de los noventa. Dicha comedia aborda el
drama del paro tras las gestas de Thatcher y de Blair. Pues bien, en nuestro país
aparecen un par de películas que siguen la línea de combinar el drama y lo
cómico que llega a un sarcasmo extremo. El año 2012 es la fecha determinante,
no es casualidad, pues se corresponde con un descontento social en aumento.
Una
película es “Desechos” del director David Márquez y en la que participa entre
otros Willy Toledo. Aborda el drama cotidiano de un grupo de desempleados que
realquilan un piso que sólo tienen dos habitaciones entre el hacinamiento,
hasta que llega alguien que se cobija en el armario, el espacio no da más, el
troglodita del armario urdirá un plan para salir del fondo del pozo: un atraco.
Otro
atraco será memorable el de la película de Alfonso Sánchez “El mundo es
nuestro”: “El culebra” y “El cabeza” asaltan un banco, dentro del humorismo
sevillanista y sus jergas tipo lumpen que también pusiera de moda Paco León,
caricaturizan el episodio como reallity show. La situación del desempleo en
Andalucía llega a tal grado de desesperación que supera la ficción.
Rosebud